Hay cosas que te pasan a los 30, a los 20 y a los 40.
Y cuando ocurren uno sólo alcanza a ver la equivocaciones.
Pero no las hay.
Son cosas que pasan. Y afortunadamente uno tropieza una y otra vez con la misma piedra, o con una que se le parezca. Afortunadamente digo, porque esos pequeños detalles son los que consiguen que algunos no acabemos de estar del todo programados.
No hay nada más humano que sentir. Sea lo que sea. Si, dolor también.
Y no hay nada peor, a mis ojos,que deshumanizarse.
Hay que ser valiente para enamorarse.
Desgraciadamente, el enamoramiento es sólo la antesala al amor, a lo verdadero, a lo grande,y a lo difícil y complicado también, razón por la que muchas de esas mariposas en el estómago, se suicidan entre el primer y el segundo año. Y difícilmente no se sufre cuando una manada de personajillos, por muy insectos que sean, con los que últimamente habías entablado una relación rozando la cordialidad, de repente, se mueren.
Ahora toca cambiar los bailes y la música celestial por el funeral y el duelo, que no luto, porque cuando la vida se ennegrece lo que tiene que hacer uno es ponerle más color.
Cuanto menos curioso que esa locura transitoria llamada enamoramiento nos convierta en alguien todavía más perfecto.
Aconsejaría que, cuando ocurre, uno esperase un tiempo prudencial antes de tomar decisiones trascendentales o decidir que se encuentra ante el o la compañera de vida, sólo que ese ,es uno de los puntos mágicos del estado de imbecilidad…….bloquea la capacidad para llevar a cabo cualquier razonamiento.
Las piedras precedentes a uno le enseñan mucho, cómo caer, cómo cuidar la herida, a prepararse para la embestida, ….no obstante, nunca lo hacen para que veas al resto de piedras que las suceden.
Y está bien. Porque si no fuera por estos detalles, que sería de la vida?
No me gusta romperme, sin embargo, lo asumo como parte del proceso.
El amor……ay el amor!,el amor es otra cosa, no exento de lágrimas tampoco pero con significado.
El amor es compromiso. Y cuando hablamos de compromiso, hablamos de algo GRANDE.
Ya paso esa etapa en la que uno sólo veía las gracias del otro. Ahora es momento de descubrir defectos, y de aún así, quedarse.
¿Cómo distinguimos una cosa de la otra? No podemos, ese es el intrinsecu de la piedra,del tropiezo, de la herida, y del riesgo.
Por eso arriesgarse es siempre la respuesta.
Si se consigue, llega la entrega en esencia, si se renuncia, se vive a medias.
Ni se debe alargar el proceso, ni uno debe engañarse a si mismo. El amor fluye, no es fácil pero ES, así….simple.
Aceptas al otro como una continuación de ti mismo, y por consiguiente le proteges y le apoyas cómo deberías hacerlo contigo.
Es un camino elegido que también puede terminar y dista mucho de esos tiempos en los que lo único que se compartía eran rosas, solomillos y buen sexo.
Te hace inmenso pues al final, no somos lo que tenemos, sino lo que somos capaces de dar.
Es por ello que no deberíamos asumir las rupturas con rabia, ni negarnos a ellas, tan sólo aceptar el dolor, abrazarlo, regalarnos un tiempo en soledad para escucharlo, consentirnos, sanar y dejar que pase.
También es un regalo. Vivimos en una sociedad en la que casi es pecado cuidarse sin consumir. Ahora uno tiene esa oportunidad.
Poco a poco ese aletear en tu estómago no será más que un bonito recuerdo, si lograste salir de allí sin ensuciarlo.
Y estarás lista para empezar.
«ESTE VIAJE NO DURA PARA SIEMPRE, NO LO OLVIDES, HAZ QUE SUENE LO MEJOR POSIBLE»
Vanesa Isern