Jodidamente bien, gracias.

Odio esos días en que vuelve el miedo, pero aún odio más cuando dejo que él se instaure dentro de mi y no le permito salir por una temporada, porque entonces me odio a mi misma por consentirlo,  por fallarme,  por no tener el valor de coger las riendas.
Es cuando me siento a tratar de recordar como eran esos momentos en que lo único que podía sentir era felicidad y recuerdo que siempre se acompañaban de un profundo amor propio, de lucha, y principalmente coraje.
De saber que querer hacer e intentarlo hasta lograrlo o de aceptar que era un reto para otros en el que la mejor opción era no perder el tiempo desgastándose.
Desafortunadamente o por fortuna, nunca sé exactamente si una u otra, este paseo llamado vida se resiste a ser apacible y lineal.
La curva de nuestros labios se balancea de arriba a abajo en consonancia con nuestras decisiones.
A veces, siento que no tengo fuerzas, que no tengo ganas, que la tristeza regresa y entonces sólo puedo hacer eso, intentar recordar que hice aquellas otras veces en las que vencí.
Odio hacerlo mal pero sobretodo odio hacerme mal. Y todavía odio más continuar cuando ya he tomado conciencia.
Sé que esas temporadas pasan, sé que nada es eterno, sé que la sonrisa regresa, sé que la paz existe, sé que siempre se puede volver a confiar cuando uno ya lo hizo en alguna ocasión, sé que la vida se convierte en maravillosa simplemente tomando la decisión de que lo sea, sé que todo llega, sé que todo pasa, sé que es mucho más sencillo y sin embargo, por momentos no sé como hacer que todas esas cosas sean de nuevo.
Cojo el lienzo, esbozo la idea en mi cabeza, imagino los colores y no logro ver el final del dibujo porque ni tan siquiera acierto a agarrar el pincel.
Echo de menos poder gritar hasta que todo ese miedo salga de dentro.
Echo de menos sentirme poderosa.
Echo de menos creerme capaz.
Y entonces lloro, confiando en esa promesa de que las lágrimas limpian,  sanan, aclaran, con la esperanza de poder volver a ver.
Odio la angustia, la vergüenza,  el hastío. Odio desperdiciarme. Odio la parálisis. Odio la pérdida. Odio esos días en los que odio.
Odio que lo mejor que sepa hacer durante ese tiempo sea escribir y que ni siquiera eso me salga bien.
Prefiero hablar de amor, aunque me sea imposible.
Y me pregunto como es eso de tener todo y no apreciarlo, porqué no podré construir algo excelente con todo lo mejor.
Porque uno en ocasiones destroza.
Porque restamos pudiendo sumar.
Porque soy tan difícil.
Y tan rebelde.
Porqué me maleduco.
Porqué no le doy importancia a lo esencial.
Porqué no aprovecho los segundos.
Y llega, afortunadamente me detengo justo antes de ahogarme con mi propio lamento.
Paso a la acción, y abrazo ese instante en que la comisura de mi boca voltea hacía arriba columpiando una sonrisa.
Nadie dijo nada acerca de lo fácil. Y si lo hubiera sido, seguramente no valdría la pena.

image

Vanesa Isern

Un brindis por la vida

Hasta siempre 2015!

http://youtu.be/cWYGlJCFcbI

Como cada año, el balance,  que puedo resumir en una sola palabra, GRACIAS.
A los míos.
A los que no me abandonaron ni un segundo hasta ver como volvía a desplegar mis alas.
A ese déjate caer, hasta que toques fondo para más tarde, subir hacía arriba.
A quien estuvo cuando menos lo esperé.
A las ausencias amargas y las despedidas elegidas.
A mi gente.
A mi todo.
Al 2015 no puedo decirle adiós, porque he atesorado tantos y tan buenos recuerdos que permanecerá a mi lado el resto de mi vida.
Así que a él también, GRACIAS Y HASTA SIEMPRE!
Me enseñó el sabor dulce de la soledad escogida, lo necesario de las lágrimas, y la felicidad que provocan las sonrisas.
Recogí los frutos de mis cicatrices , de la búsqueda,  del cambio, del encuentro y lejos de equilibrarme, entendí que difícilmente podía añadir esa palabra a mi vocabulario.
Que una es como es y que no podría ser mejor de otra manera.
ME disfruté, ME  liberé, solté lastre de toxicidad, y engordé de solomillos y champagne, para más tarde adelgazar con piñas y espinaca.
Hice lo que quise, sin que me preocupará  un ápice a pesar de quien o de qué.
Me enseñó a amarme tan profundamente que sólo pudo completarme con un alma gemela.
Compartí risas, rumores, desacuerdos, consejos y secretos con verdaderos amigos.
Envié mil capturas de pantalla a mis incondicionales.
Los que siempre estarán aunque de vez en cuando, se alejen.
Viajé sin parar.
Canté hasta la afonía
Me apunté al gimnasio…. (he dicho apunté).
Probé el Reiki.
Inventé versiones propias para cada baile.
Me desapegué y obtuve entonces el regalo de la compañía escogida, que no necesaria.
Me enteré de algunas bondades del jacuzzi que desconocía.
Escuché a mi ídolo en cocierto,  a lo grande primero, entre su gente después.
Comí pinchos en Bilbao, descorché sidra en Oviedo, piqué en la boquería, escuché flamenco en Granada, monté en noria en Málaga  y paseé por Jaén.
Viví.
Alterné precariedad con abundancia.
Fui madre, teniente y amorosa, cercana y distante , acertada y errónea y pasito a pasito empecé a patalear a las culpas. Eduqué en el amor propio a base de ejemplo.
Medité.
Recorrí mil saraos y me escaqueé de otros.
Admiré puestas y perseguí amaneceres.
Me amaron y criticaron.
Dije sí, me arriesgo, con la boca pequeña, el corazón grande y llena de miedos.
Esos mismos que también el 2015 me ha ayudado a disipar en mayoría.
Me equivoqué, afortunadamente y aprendí la cantidad de cosas que SI PUEDO y no pensaba.
Emigré,  para seguir dándome la oportunidad de engrandecer mi locura.
Y ame, más de verdad de lo que nunca pensé.
Teñí mi pelo de rubio pollo y vestí mi vida de azul.
Podría decir que has sido insuperable, pero morirá mi esencia el día en que deje de creer que,
LO MEJOR ESTÁ POR LLEGAR!.
Y como lo que crees, CREAS
Adelante 2016……, me quedo esperando cada uno de tus instantes.
Feliz año gente.
…..y arriquitaun💃💃💃

image

No llenamos vacíos, creamos espacios.

Conocerte me regalo  más sonrisas.
Pasó cuando menos lo esperaba,  cuando había entendido la responsabilidad que tenía para con mi felicidad, una vez aceptado el valor de los momentos y hecho mío el todo llega, todo pasa.
No te necesitaba y entonces, apareciste.
He decidido atesorar cada uno de nuestros recuerdos, para que cuando pases, aunque algo me dice que eso no ocurrirá, siga conservándote.
Todo empezó por casualidad, manera que tuvo el destino de confirmarme que eras karma.
Quisiste comprar ese artículo que puse a la venta en una de esas páginas de objetos usados. No pudo ser y al poco apareciste por una Red social solicitándome amistad. No agrego a nadie pero el universo se había empeñado en que entrarás en mi vida.
Tomamos unas copas, y a pesar de que la primera impresión no me llevo a lanzarme sobre ti, al poco de cruzar unas palabras,no podía más que aspirar ese olor que me transportaba al deseo.
Que pasaría si te besara preguntaste y respondí digna, segura de que eso no iba a ocurrir, para no tardar ni unos minutos en agarrar tu cara entre mis manos y dirigir mis labios a tu boca.
Química le llaman algunos. Me resultase irresistible. Tanto así  como para permitir que tus manos acabarán por recorrer aquellas zonas de mi cuerpo vetadas a extraños, incomprensiblemente, tú  ya habías dejado de serlo o quizás nunca lo fuiste.
Seguí  teniendo tantas ganas de ti que nuestros siguientes encuentros tuvieron como principal motivo calmar nuestra sed de sexo.
No obstante,  tú siempre los regaste de una magia especial. Tu buen hacer me entusiasmaba. Tras esa primera cita en la que  abandonamos nuestras cervezas para correr a bebernos el uno al otro en el primer lugar que encontramos, llegaron la calidez de tus detalles.
Compartíamos noches de hotel, regadas en champagne.
Lo apurábamos siempre en cualquier lugar. No esperábamos. Nos encontrábamos en el ahora sin pensar más allá.
Estaba convencida de que todo aquello era un plan perfectamente estructurado para permitirme descubrir la importancia del instante.
Mi cabeza no volaba hacía el mañana. Permanecía allí, contigo. Degustándote.
Y fueron pasando los días. Y los meses.
Lo único que quería era esa sensación que me provocas cuando puedo permitirme compartir tiempo contigo.
Mi vida seguía, sólo  que ahora tú también formabas  parte de ella.
Juntábamos nuestros cuerpos en cualquier rincón,  ajenos a las miradas, todo empezaba por unir nuestros labios para acabar entregados al placer.
Descubrimos lugares, viajamos, y sobretodo reímos.
Cada una de nuestras llamadas empezaba a carcajadas. Y no acababa un encuentro sin que empezáramos a planear el siguiente.
Recuerdo ese viaje. No tenía muy claro que fuéramos capaces de soportarnos  más tiempo del acostumbrado y sin embargo, lo que nos resultó difícil fue separarnos.
Nos hemos alejado un par de veces, y fue esa segunda vez cuando descubrí de que manera te habías colado en mi mundo.  Sentí tristeza, añoranza, y en cambio entendí  que si las cosas terminan es porque no tienen que ser.
Pero no lo hicieron. Sigues cerca de mi, siento que cada vez más.
Estos últimos días juntos han vuelto a tener duende, ese mismo que tú posees.
Dimos con uno de esos lugares con encanto y experimenté un momento incapaz de describir.
Agarrada a ti, mientras escuchaba el sonido de las olas, medio adormecida y no obstante despierta, flotaba.
Tocaste mi alma y fue una sensación tan mágica cómo inolvidable.
Hubiese querido detener el tiempo, pero el reloj nunca lo hace.  Así que me decidí  por preservar dentro de mi ese regalo, sin importarme que fuera efímero. Lo atesoré convirtiéndolo de ese modo, en eterno.
Ya no nos asusta decir te quiero. Y me eriza la piel tanto escucharlo cómo verbalizarlo. Sigo sin preocuparme por el tiempo que permanecerás  a mi lado, me interesa más exprimir cada uno de los segundos que pasas conmigo.
No voy a permitir que ningún pensamiento desafortunado boicotee  mi felicidad.
Tal vez nunca seamos nada, sin embargo hubo instantes, en que fuiste mi todo.

Vanesa Isern
image

París nos queda pequeño.

Sucede que a veces , cuando dejas de buscar algo, aparece.
Sí, sí….topicazo  pensaba yo….
Vamos, que ya no sólo no era capaz de creerme la dichosa frasecita sino que había empezado a convertirme en una completa incrédula, y aunque aún pululo por esos lares, tengo que decir que cierto, o no….en ocasiones no lo único que veo son muertos.
Quedamos gente VIVA.
Y dónde hay VIDA, existe AMOR.
He pasado mucho tiempo tratando de entender que era exactamente,  dudando de su existencia, boicoteándolo o inventándolo….., hasta que me rendí.
Acepté que nada de lo que leía era del todo cierto y que cada uno lo vivía y lo entendía dependiendo de su experiencia o expectativas.
El amor no se define. El amor se siente.
Y se siente en esas pequeñas cosas.
En ese silencio.
En ese gesto.
En ese beso.
En esa confianza.
En esa entrega.
En esa mirada.
El amor no pide, el amor da.
No obstante, para que el amor se sienta, decía Beneditti,  se necesita reciprocidad.
En eso creo, y no en otra cosa.
Ahora puedo vislumbrar que si estamos vacíos no hay nada que entregar, y si no podemos dar, tampoco estamos preparados para recibir.
Para poder llenarte de él tienes que ser capaz de sentir que lo mereces. Tienes que creértelo de verdad. Y para eso, básicamente tienes que amarte.
Amarte sin máscaras.
Llegar a ese punto en que te acuestas, sin escuchar más ruido que tu voz interior, y descubres que  eres capaz de abrazar todo lo que ves.
Esa sonrisa y esa lágrima.
Esa pureza de espíritu y ese egoísmo encapsulado.
Ese ego dando por saco.
Y entiendes, que cambiar o aceptar es vital para poder acabar sudando corazones.
Y por momentos, empieza a dejar de ser complicado permitir a otros que te quieran.
Asumes que lo difícil, cuando alguien, a la par que lo haces tú, te acepta con todas esas pequeñas manías adquiridas, es que no lo hagan.
Cuando no tienes que preguntar, porque te entregan todo lo que necesitas saber.
Cuando no esperas, ofreces.
Cuando pierdes el miedo a sentir, el abrazo o el golpe…..
Sucede.
Llega la magia.
Efímera y a la vez tan eterna, que te enmudece.
Y entiendes que existen palabras que debería estar prohibido definir.
Y  lo sabes. No dudas.
Cuando por un instante acarician tu alma, lo de menos es el después.
EL AMOR NO SE DICE, SE HACE.

image

Vanesa Isern

Sí no lo expresas, no existe.

image

No soporto echar de menos.
No soporto hacerlo y esperar lo que no llega.
Cuando no se si va a llegar.
No soporto la incertidumbre.
Y siempre pasa cuando soy tan feliz.
Exprimo  tanto el tiempo que me aterroriza la normalidad.
Quisiera que todo siguiera igual.
Quisiera tantas cosas que no quiero expresar.
Me sigo ocultando entre bambalinas, por temor a que me hagan falta algún día.
Y de nada sirve, porque ya sucede.
Porque es esa la chispa que me enciende.
Que me hace reír.
Porque no quiero perder lo que ya he encontrado.
Porque ya se que eso es un cuento, pero un cuento que me pasa.
Soy incapaz de pronunciarlo, porque se me hace irreal.
O tal vez exista.
Tal vez esas ganas de no estar con nadie más.
Puede que ese sin sentido que pasea todo el día en mi cabeza, ese nombre, o puede que no sea más que ese atisbo de soledad que necesita ser cubierta.
Esos besos,las caricias, las risas, el tiempo y esa sonrisa que se dibuja en mi boca.
Y me pregunto si no será exagerado todo esto.
Si como he hablado tantas veces, no es más que una ilusión que se apaga con  rutina.
O si son tan altas las expectativas que me da miedo  entregarme por temor a no cumplirlas.
Me pregunto si no se lo que quiero o si lo se muy bien y conozco a la perfección como camuflarlo.
Me cuestiono la más importante de las fidelidades, esa que me debo a mi misma.
Y sin embargo, no hago más que mantenerme callada. Observando. Sin poder hacer nada. Porque cuando uno quiere, no hay distancias. Porque es al universo a quién le corresponde jugar algunas cartas.
Porque no me atrevo a más.
Podría ocurrir que siempre fuera así. Que al final mi honestidad no sea más que una falacia y acabe bailando danzas que  desconozco. Pegando saltos, sin osar fundirme en el que es mi baile.
Puede que busque el mismo compañero de danza.
Ese qué de todo sabe pero qué de nada entiende.
Como puedo tener lo que quiero si lo mantengo encerrado.
No esperes lo que no das.
Y si das, que no sea esperando recibir.
No obstante, todo andará bien.  Esa voz interna que quiere llorar y ni tan sólo se atreve a gritar, acabará por calmarse.
Siempre lo hace.
Y me situaré.
Y probablemente  decida seguir como hasta ahora. Agazapada entre matorrales, escondida, a la espera de que ningún cazador me atrape.
Porque eso es lo que quiero…No?
Libertad?
Porque probablemente me repita que eso es lo que merezco.
Y no más.
Fustigo mis errores, como si toda esta añoranza fuera provocada por mi.
Como si mis desilusiones fueran producto de mis fallos y nada tuvieran que ver con el otro.
Magnífico la ausencia porque empieza a incordiarme.
Porque a más recuerdos, más son las ganas de que sigan creciendo.
Porque quiero explotar y  hablarle al mundo.
Y nada puedo hacer para mover los códigos que manejo.
Para tocar corazones. Para hablar a almas.
Sólo  poseo  el control de lo que me pasa. Y hasta ocurre que a veces ese se escapa.
Quisiera que no pasara.
O que pasara pero de la manera que ahora yo quiero que pase.
Quiero volver a mi mundo sin interés por ningún otro.
Sin que me importe.
Sin pensar.
Sin extrañar.
Pero no puedo.
Ya me hace falta. Ya se hizo un hueco entre aquellos que todavía quedaban.
No importa si no hay sustantivo para definirlo.
No importa si sólo existe entre estas letras.
No importa lo qué suceda.
Porque lo que ya pasó….pasó.
Y eso dejó un pedazo dentro de mi para siempre.
Ese trozo que ahora es tan mío que no puedo olvidar.
Esa angustia de saber que se acaba.
Ese sinsabor de saber que pierdo.
Esa sonrisa rota que  se engaña, tratando de provocarse placer.
Me  asusta no ser suficiente.
Me echo para atrás y espero.
A veces, espero que se descubra lo que yo no veo, obviando que  nada regresa si no sale primero de uno.
Y me miró al espejo y aprecio cauta esa necesidad de continuar, a pesar de todo. A pesar de todos..
Hoy callo mis voces gritando con letras.
Como siempre escondida.
Ahogando los sonidos con silencios.
Adaptándome .Prudente.  Perdiendo,  anticipándome  al recuerdo.

Vanesa Isern

Algún día es mucho tiempo

Dicen que si uno sabe esperar, la vida le da aquello que buscaba.
Yo sinceramente creo, que la vida no deja de darte aquello que necesitas, sólo hay que estar preparado para verlo.
Y no siempre lo que necesitas, es lo que deseas, pero te va abriendo los ojos, de a poco, a fín  de que llegue el momento en que seas capaz de apreciar  sueño cuando por fín se cumple.
La primera vez que intuyes que TODO es temporal, te invade la congoja…., no en vano somos artistas apegándonos…..a las cosas y a lo que no son cosas.

Una estupidez muy arraigada en el llamado avanzado género humano.

Hasta que siempre, después de muchas dosis de ego, mucha oposición, mucho empeño, mucha frustración, mucha lucha desgastante, asoma ese «Todo pasa» ,  y casi sin saber porqué, extremadamente exahust@…..pronuncias un «afortunadamente»!!!!! mientras regresa la sonrisa.

Si te anclas no vives. Punto.
Porque este camino es un fluir, es una ola que ahora sube y ahora baja…..
Y mantenerse en la cresta por más tiempo del suficiente no hará otra cosa sino conseguir que odies el surf.

Algo así como pasarse 2o minutos cabeza abajo en el dragón kan. Que si, que hago cola y repito…..pero baja y sube, que es lo divertido! 

Caerse de la tabla tantas veces como para que te duelan todos y cada uno de los músculos del cuerpo y no tengas más remedio que meterte en la cama a llorar el dolor, porque llorar también sana, conseguirá que un día salgas al mar buscando más y mejor.
Creo firmemente o, quiero creer,  que llegará aquella ola  que recuerdes para siempre. Pero nunca sabes cual. Eso sólo  pasará  cuando ya no haya tiempo de más caídas ni de más tabla. Cuando ya se extinga el mar. Cuando te vayas.

Quizás sea la que te mate…..

Quizás la que te atrape…..

Y serán todas las demás las que te hayan ayudado también a decidirte por ella. Por esa sensación, por ese instante…..

Porque cuando llega, lo sabes.
Ocurre también que  hay a quién le da por dejar de surfear, y sí….., también  buscar nuevas pasiones es una alternativa.
Lo que acaba por matarte es renunciar a la tuya por temor a la caída. 

 Y acabes observando las olas desde lejos, sin osar entregarte, hasta el punto de negarte a mirar ese océano azul. 

Y aparece el dolor perenne de la cobardía.

La falta de amor propio.

Uno siempre debería  obligarse a lanzarse, aún corriendo el riesgo de quedar atrapado en una ola,  pues de no hacerlo, morirá lentamente cada vez que recuerde el sonido del mar
Enfrentarte a tus miedos y volver a plantarte el bañador hawaiano.
Vivir es saborear. Vivir es ser tú. Descubrir quién eres y no esconderte ni por un segundo. Vivir es entender que nada es para siempre porque esa maldita necesidad de posesión te obliga a mantenerte estático.
Porque es imprescindible soltar para agarrar,  a no ser que quieras llevar una carga tan pesada que te sea imposible dar un paso.

Cómo vas a agarrar el futuro, si tus manos están ocupadas sosteniendo el pasado???
Algunos lo hacen, algunos se atreven, algunos se conforman, algunos no sueñan, o si lo hacen eligen ser partícipes de una amnesia selectiva…Lo que yo me pregunto es porqué  y para qué, que sentido tiene.

La sensación de deshacerse de cosas sin las que creías que podías vivir y descubrir que absolutamente nada era tan importante es fascinante.

 Te regala una sensación de libertad que mucho se parece a la magia. Te permite empezar. Volver a descubrir,  aquí,  allí,  en cada rincón.
Maravillarte  de nuevo.
Vivir la vida como lo que es…., una aventura.
Acompañada un tiempo, sola otro, con alguien hoy y algo mañana.
No somos estáticos, y sí…,cambiamos. Ese es el juego..CAMBIAR O ACEPTAR. Cada uno elige..

Por suerte poseemos la capacidad para decidir. No alcanzo a comprender el yo soy como soy…., a pesar de que ese ser no te satisfaga.

Si hablamos de ser nosotros mismos, existe también esa apertura al cambio. Ser tú  mismo no es ni más ni menos que ser aquello que desees ser en cada ocasión. Acaso somos blanco o negro, ángel o demonio,  buenos o malos….? .
En cada uno de nosotros habitan ambos polos, y haremos o deberíamos hacer uso de ellos dependiendo de casa situación, dependiendo de nuestra necesidad.
SER FELIZ TIENE MUCHO QUE VER CON SER LIBRE.
Refiriéndome a esa libertad en esencia.

 A esa que no te ata a nada ni nadie. 

A esa que se adapta y que actúa en consonancia con aquello que ocurre.
Porque si pasa, pasa…. Y entonces no queda más que dibujar un nuevo final.
De ahí la importancia del momento, eso que algunos creen tan fácil y que sin embargo resulta tan difícil de lograr.
Eso que te dice, «esto es lo que tienes  AHORA»,  no pienses en retener, no te planifiques, escapa de lo establecido….
DÉJATE LLEVAR! SIENTE!
Tanta norma nos robotiza.
Tanta exigencia nos suicida.
Relame el plato de hoy sin pensar en qué comerás mañana.
Chupate los dedos y déjalo en la mesa si no es lo que esperas.
DESPROGRÁMATE!
Cada vez tengo más claro que entregarte así  a la vida logra que aparezcan sin cesar nuevos regalos. No importa lo qué suceda cuando uno sabe dejarlo atrás. Porque para que seguir ahí si lo que llega es mejor.
Puede que sólo sea una bohemia viviendo a salto de mata. Puede que en unos años lo único que conserve sean recuerdos.
Pero, son esos recuerdos los que a cada paso me convierten en quien soy. Esos segundos. Esos momentos.
Y sin embargo, aún consciente de lo imperpetuo del tiempo, toda esa norma aprendida, sigue traicionándome en ocasiones, fantaseando con la idea de lo eterno.
Y es cuando llega una propia colleja a la par de un » vuelve» …para recordarme que lo único que tengo es este AHORA.

Vanesa Isern

image

Oler a merengue no puede ser sano

image

Hay  días en que metería en un cohete a la luna todos mis aires de independencia y ese no creer en nada que tenga que ver con corazones.
Hay días que sólo quisiera comer nubes, palomitas y ver una de esas pelis ñoñas con un maromo que estuviera buenísimo y me endulzará  el oído mientras sólo  yo escucho  de fondo música de violines.
Sí,  lo admito.
El síndrome premenstrual también hace estragos en mi.
Y entonces me paseo con esa mirada perdida y me pregunto constantemente….porqué  a mi no?
Trato de volver a mi estado de acidez natural a ritmo de Fito, Melendi, y si me apuras Extremo Duro, pero na, que voy directa a esa canción empalagosa que a todos se les cuela en el álbum.
Y dale…..a tararear, porque esos días, ni tan sólo puedo gritar a pulmón, mientras el del coche de al lado piensa…., vaya, a esta tía  le dura el colocón  del sábado!!!!!
Y son esos días los que me cuestiono si me estaré perdiendo algo por miedo.
Si he creado una dichosa fachada y la he hecho tan mía que ahora ya no se distinguir quién es quién.
Vamos, que yo hornear pastelitos pocos….Y tal, y tal….
¿pero será  que no existe el término medio?
Y dale con el «love is in the air» de las narices resonándome en los oidos…..
Hoy necesito a Malú,  una buena dosis de te mando a la mierda porque me has hecho añicos el corazón….de esos que ella tan bien canta.
Entonces le mando un mensaje a mi amiga, esa otra guapa, soltera, pro independencia y le pregunto…..
Te pasa, no?
También tienes esos días en los que crees que podrás subirte a una nube rosa y volar, volar sin miedo?
No me contesta la jodia. Tendré que esperar.
Y le digo, a gritos, modo mayúsculas. …ya sabéis…..
DIME QUE SÍ, dime que te pasa coliflor o busco la manera más silenciosa de suicidarme.
No puedo conmigo cuando estoy de ese fresa empalagoso.
Lo peor es que creo que me pasa porque muy en el fondo, escarbando a base de bien, hay una niña esperando a la puerta del colegio a que ese hombre de su vida la recoja, la proteja, la mime.
Y claro, el mio nunca llegó, así que decidí que si no venía, no me iba a quedar sentada esperando que anocheciera.
Aprendí a subirme al autocar escolar, a disfrutar del trayecto,  a dar por saco a esa tutora que siempre nos acompañaba y a dibujar una sonrisa.
Una sonrisa que a veces escondía lágrimas,  pero sonrisa al fín y al cabo.
Me acostumbré a no esperar.
Es más, entendí  que ya nunca iba a venir.
Hice ese sentimiento tan mío que lo arrastre hasta la fecha.
Y cómo lo que crees, creas, pues seré o seremos…, (espero que esa amiga me acompañe), las solteronas que  bailen la macarena en los viajes del Imserso.
Que si hay que ir, se va, y si hay que bailar, se baila.
Y arriquitaun.
Huelo a caramelo, ya no sólo los oídos me pitan, narices, ahora también ha empezado a atrofiarse  mi olfato de zorra.  A ver si con los años que me ha costado llegar hasta aquí, voy a acabar convirtiéndome  en una linda gatita y acabo devorada por el lobo.
Que no, que no….
Que yo se como se soluciona esto.
No hay como un sueño reparador para volver a la realidad, para entender que me mata el aburrimiento, la rutina, y todo eso que tienes que ser capaz de soportar si esperas el ….»y fueron felices…..Y comieron perdices».
Claro qué, y no puede ser que te comas las gominolas el tiempo que duré  la bolsa?
No sé…..hoy sólo veo rosa, mecachis!
Mecachiiiiis?
Mecachiiiiis?
JODER!
Esto pinta fatal!
Que llegué ya Calimero……..

Vanesa Isern

No encontré a Robin Hood

Por alguna razón que desconozco, comulgo con todo aquello que resulte cualquier cosa menos fácil. Y curiosamente, a la par que yo me encargo de rechazar el equilibrio, la vida se encarga de brindármelo.
La realidad es que no dejo de decir que lo busco, pero me aburre tan soberanamente, que lo desecho en cuanto sospecho que me estoy acercando.
Al final va a ser cierto eso que tan de moda han puesto algunos de la ley de la atracción,  sólo que, como dice una buena amiga, un@ tiene que ocupar el tiempo necesario en elaborar lo que desea, pues incluso siendo todo lo minuciosa posible, puede que al genio de la lámpara ese día le de por tergiversarlo todo.
Y es que, después de perder gran parte de mi preciado tiempo soñando secretamente con convertirme en alguien que en realidad no quería ser, empeñándome una y otra vez en buscar aquello que al resto parecía hacerle feliz, descubrí que, sólo lo «parecía».
Mientras trataba de alcanzar ese grado de perfección ansiado a la par que acumulaba fracasos,  se iban cayendo mitos….uno a uno.
Las palabras sacrificio y éxito han dejado de estar relacionadas. Mis éxitos no requieren sacrificio, ni estoy dispuesta a sacrificarme los días que me queden por aquí.
Me gusta la gente que dice lo que piensa, sin importarme que sus pensamientos cambien de un día para otro.
Me gusta la gente que ríe y que no se deja atrapar por esa red que entre todos hemos tejido y que da más miedo que alegrías.
Me gusto yo. Despreocupada.
Y si me dan a elegir, me gusta un gracias más que un lo siento.
Soy adicta al cambio, en todas sus variantes, sinónimo de búsqueda,  de aceptación,  de pérdida,  de ilusión, progreso, avance, retroceso, aventura, luz, oscuridad, CAMINO.
Me gustan l@s mal@s, imagino que por una cuestión simbiótica. Soy mala en tantas cosas, no entiendo de política,  ni de fútbol, ni de moda, no tengo ningún don para la música o el baile, soy exagerada,  indisciplinada,  loca….., sin embargo, sigo prefiriendo ser mala a ser mediocre y doy abrazos como pocos.
Sigo esperando a Robin Hood, mientras me empeño en coquetear con el mejor vendedor del mundo y Jack el destripador….., (siempre en versiones quiero y no puedo).
He tratado de fusionarme con ellos, fiel a esa costumbre mía de probarlo todo y a ese inculcado patrón de querer es poder aunque termines encorsetada por uno y desgarrada por el otro. (Sí, que le vamos a hacer, la exigencia era un hábito que ya conocían los míos ).
De nada ha servido, porque una vez me calzaba el corsé y saboreaba el gusto rancio de la herida, entendía que había formulado mal el deseo.
Porque yo lo que quiero es un malo, con un corazón sano.
Un rebelde con causa.
Me gusta esa gente que ama lo imperfecto.
Porque me aman a mi, y permiten que me  desabroche ese jodido botón que no me deja  respirar tranquila.
¿Cómo se siente uno cuando se separa de » el/ ella o aquellos», te lanzas sobre la cremallera y……sueltas?
Es en ese momento cuando empiezas a disfrutar de la cena. Hasta ese instante,  no podías pensar en nada más.
En mi mundo, no es sano retener, sobretodo el aire.
Será por eso que de vez en cuando me enfrasco en causas perdidas y trato de desanudar alguna corbata, aún a riesgo de ahogarme.
Será esa mierda de «nada es suficiente»… (ojo con eso, es letal), tan grabado a fuego desde que recuerdo.
Sea como fuere, cada vez me da más pereza ir desvistiendo al personal y me apetece más que un ladrón me alimente con todos los víveres  que se ha ido apropiando…..
Cada día me gusta más respirar.
En fín, será que me estoy acercando a los cuarenta.

Vanesa Isern

image